El color antes del color: La Rusia escondida.
Corría el año 1909. Treinta años antes de la salida al mercado de la primera película comercial en color (la mítica Kodachrome) Sergei Prokudin-Gorski viajaba en su propio vagón de tren equipado con un cuarto oscuro a través de la Rusia imperial. Un año antes el Zar Nicolás segundo se comprometió a financiar este proyecto y a facilitar al fotógrafo un vagón de tren especialmente equipado y el acceso a todos los rincones del imperio. Sin saberlo el Zar le había encargado un epilogo fotográfico del imperio : la revolución rusa estaba muy cerca, el Zar y toda su familia serían ejecutados en 1918, justo tres años después de que Sergei Prokudin-Gorski acabara con su reportaje.
Pero la mente de Sergei estaba lejos de anticipar tan importantes acontecimientos. Su cabeza estaba sumergida en su proyecto. Retratar durante los siguientes seis años (1909-1915) la realidad de la vida en la Rusia imperial y para esto iba a usar un equipo tan innovador que a día de hoy sus resultados siguen impresionando a los fotógrafos modernos. Cuando los hermanos Lumiere enviaron a Sergei sus Autochromes él entendió que el color que estaban buscando los franceses estaba pervertido por la búsqueda de una patente. Se habían enfocado tanto en buscar una emulsión que trabajara en color que no habían buscado el color real, el que solo el ojo es capaz de reproducir. El resultado le pareció pobre aunque sin duda era un producto muy comercializable que traería fama y dinero a los Lumiere. Sergei buscaba algo más y sus estudios en química le ayudarían.
Sergei se basa en la síntesis aditiva, cualquier color podría representarse mediante la mezcla por adición de los tres colores de luz primarios (RGB, uno rojo, uno verde y uno azul) La ingeniosa técnica, conocida como fotografía tricromática, consistía básicamente en tomar las fotografías bajo diferentes filtros. Su cámara usaba láminas de vidrio (8 cm x 24 cm) que parece ser se colocaban verticalmente en la cámara en una especie de compartimento donde estaban los filtros. La lámina se deslizaba en un muy corto período de tiempo y se efectuaban tres exposiciones bajo estos filtros coloreando así la luz que pasaba a través de la lente hasta el vidrio. El resultado eran tres negativos en escala de grises basados en tres colores diferentes. La impresión de estas imagenes era técnicamente muy compleja, pero Sergei quería que sus imagenes se proyectaran en las escuelas y universidades y su proyección en color era más sencilla. Cada fotografía se proyectaba bajo un filtro diferente (rojo, verde, azul) y se superponían generando la imagen a todo color.
El resultado es incuestionable, muy superior al Autochrome de los hermanos Lumiere incluso mejor que las Kodachrome de la primera mitad de siglo. El formato no era precisamente sencillo, portátil y comercializable; pero Sergei solo estaba interesado en documentar la vida como la veía: a todo color. Y vaya si lo hizo: el resultado de su viaje fueron 3500 negativos. El año que murio el Zar, Sergei huyó de Rusia y el nuevo gobierno revolucionario confisco casí la mitad del material por contener información que podría poner en riesgo la seguridad nacional. En 1948 la Biblioteca del congreso de los EEUU compró por unos 4500 dólares de la época lo que quedaba de la colección a sus familiares. Un total de 1902 negativos y 710 copias de negativos quedan hoy en dia de este impresionante trabajo.